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El jamón serrano, un alimento rico y con grandes beneficios para nuestra salud

El jamón serrano es ese tipo de alimentos que gustan a todos (o a casi todos, siempre hay excepciones). Un manjar muy buscado por los turistas y muy apreciado en nuestro país, rey de numerosas mesas y festejos. Además, es un alimento muy agradecido, ya que se puede consumir en cualquier temporada del año, nos salva una cena o una invitación de última hora e incluso un regalo por Navidad. Además, junto con la tortilla de patatas o la paella, es parte de nuestra cultura, de nuestras características como sociedad y es incluso parte de nuestro ADN.

Antes de conocer los beneficios del jamón serrano para nuestra salud, conviene saber qué es el jamón serrano para no dar pie a confusiones. Este jamón se obtiene de las patas traseras del cerdo, obtenido a partir de la salazón y secado al aire de esa carne. Pero, como nos recuerdan nuestros amigos de Iber Jagus, este mismo producto también recibe el nombre de paleta o paletilla cuando se obtiene de las patas delanteras en lugar de las traseras. Y este alimento, además, se contrapone al jamón cocido, también llamado jamón de York o jamón dulce.

Dicho esto, estas son algunas de sus virtudes y de sus beneficios:

  • Contiene unas de las mejores proteínas. Este alimento tiene una gran cantidad de aminoácidos esenciales y, además, sus proteínas son fácilmente asimilables por nuestro organismo.
  • Sus antioxidantes, muy interesantes para nuestra salud. Su contenido en zinc y selenio ayudan a nuestro organismo a luchar contra el daño oxidativo y los radicales libres. Además, su alto contenido en fósforo, potasio y magnesio mejoran la función cognitiva, que se traduce en una mayor capacidad de concentración, comprensión y atención. 
  • Previene la osteoporosis. Su alto contenido en hierro nos ayuda a combatir el cansancio y la fatiga. Por ser tan rico en hierro, también es el aliado perfecto para combatir la osteoporosis incluso entre la población joven, ya que reduce la incidencia de padecer osteoporosis en la edad adulta.
  • Alto contenido en vitaminas del grupo B y D. Es una excelente fuente de vitamina B1, B2, B3 y B6 además de vitamina D, lo que contribuye a que el calcio se fije en los huesos y, además, ayuda a superar el estrés y la depresión por su alto contenido en vitamina B1 (tiamina, que 100 gramos de jamón serrano aportan el 52% de la Cantidad Diaria Recomendada).
  • Es un gran aliado contra el colesterol. Se trata de una importante fuente de ácidos grasos insaturados, de manera que contribuye a reducir el colesterol LDL -considera como el ‘malo’- y ayuda a balancear los niveles de colesterol HDL -también considerado como el ‘bueno’.
  • Ayuda a perder peso. Gracias a su alto contenido de proteínas y bajo contenido de carbohidratos, el jamón serrano es un alimento ideal para dietas de adelgazamiento y pérdida de peso. Además, su contenido calórico no es demasiado elevado.
  • Los polifenoles, una de sus mejores propiedades. Por su alto contenido en polifenoles, mayoritariamente antioxidantes y antiinflamatorios, el jamón serrano ayuda a frenar la aparición de enfermedades cardiovasculares.
  • También hay que tener en cuenta que tiene una gran cantidad de péptidos, cuya función es interferir en la actividad antihipertensiva, hipoglucémica e hipocolesterolémica.

Y los perros, ¿pueden comer este manjar?

Para tranquilidad nuestra y para alegría de nuestros perros, estos animales sí que pueden consumir jamón serrano sin ningún tipo de problema. Para los que tenemos perro no es nuevo su deseo de comer lo mismo que nosotros comemos o incluso aprovechar que nos levantamos de la mesa o nos despistamos para ‘robarnos’ una pieza de algo. Y precisamente el jamón es uno de los alimentos que más dudas suscita. Sin embargo, los perros son animales carnívoros y, de hecho, su dieta debe estar basada en proteína de origen animal. Sin embargo, hay que tener en cuenta su alto aporte de sal, por lo que las raciones deberían ser pequeñas y, sobre todo, ofrecerle este alimento de manera puntual en vez de diariamente. En este sentido, también debemos tener en cuenta que nuestro perro no tenga ninguna patología cardiovascular y debemos considerar también las recomendaciones del veterinario en cuanto a razones alimentarias.

Otros alimentos que solemos consumir los humanos y que están permitidos para los perros son: la carne, sin sal ni huesos cocidos; la verdura; el huevo cocido; el pescado, también sin sal y sin espinas; la verdura, aunque también de forma ocasional debido a la gran cantidad de azúcar que contienen; el helado en épocas de mucho calor, pero que esté hecho a base de agua o leches vegetales y siempre sin azúcar; el yogur; e incluso los caldos, pero sin sal y sin cebolla.

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