¿Alguna vez en el supermercado le han preguntado si quería una bolsa biodegradable? Supongo que al principio le sonaría a chino, pero creo que poco a poco, los españoles vamos teniendo más conciencia de todo ello. Las bolsas biodegradables o bolsas bio son bolsas como las que usamos comúnmente para tirar basura, para la compra del supermercado o de cualquier comercio sólo que en vez de estar hechas de plástico (con derivados del petróleo) son a base de productos vegetales como aceite de maíz, soja o fécula de patata. En España, son cada vez más las empresas, como Plásticos Alhambra, que apuestan por este tipo de bolsas.
Además, las bolsas bio necesitan unos meses para degradarse y ser absorbidas por el medioambiente. Incluso, según la normativa, deben ser biodegradables y reutilizables como abono, lo cual también ayuda al desarrollo sostenible. De ahí que sean las que menos contaminan y por las que apuestan la mayoría de los fabricantes de bolsas de plástico.
El tipos de bolsas bio puede variar según el nivel de biodegradabilidad.
- Compostables: Descomposición biológica a través de los microorganismos que produce dióxido de carbono, agua, compuestos inorgánicos y no deja restos tóxicos.
- Foto-degradable: Estos son los plásticos biodegradables por efecto de los rayos utravioletas del sol. Con una exposición prolongada las bolsas biodegradables de este material desaparecerían en semanas.
- Oxo-degradable: Son aquellas en que la principal fuente de deterioro es la oxidación, es decir el oxígeno, aunque en principio intervengan otros elementos como los rayos ultravioleta. No obstante, hay dudas con respecto a la absoluta inocuidad para el medioambiente de estos plásticos.
Los más escépticos se preguntan si con este tipo de bolsas biodegradables se soluciona el problema de la contaminación. La respuesta es que más que solucionar, se evita seguir teniendo problemas. Del tipo de Más que solucionar, las bolsas bio evitarían que siguieran pasando los problemas que generan las de plástico. Por ejemplo que se generen 100.000 toneladas de residuos que a su vez suponen 440.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2) que es el principal causante del calentamiento global. Muchas de estas bolsas permanecen flotando en el mar y son causa de la muerte de miles de animales todos los años, por comerlas pensando que son alimento o por enredarse con ellas y asfixiarse. Creo que son motivos suficientes, ¿no?
Una empresa de bolsas de plástico tiene que ser muy consciente de que lo está produciendo, de que en sus manos se encuentra el futuro de nuestros hijos. Poco a poco va siendo más fácil el acceso a este tipo de bolsas, sobre todo por fábricas como las de Plásticos Alhambra, cuya mentalidad ecologista es clara. En otros países se sigue estudiando la mejor fórmula, por ejemplo, el Instituto Italiano de Bioquímica Pozzuoli creó un sistema para aprovechar los residuos de piel de tomate en la fabricación de bolsas de plástico biodegradables. Todo suma.
Está claro que entre todos el problema de las bolsas de plástico se podría paliar con las bolsas biodegradables y con una intervención en el resto de elementos que partiera de un desarrollo sostenible. Hay que pensar en el futuro y siempre hacerlo en verde.