Tendemos a inculcar a nuestros hijos desde que nacen nuestras ideas, nuestra filosofía de vida, y luego ellos, con el paso de los años, ya decidirán sobre cuál será su modo de vida y lo que les parece mejor. En nuestra familia, tanto mi marido como yo adoramos la naturaleza, nos gusta la tranquilidad, la vida apacible del campo, cultivar nuestro propio huerto y tener nuestro pequeño zoológico, como nosotros le llamamos, donde criamos gallinas, conejos, perdices, codornices, etc., y cómo no, un hermoso y grandioso perro de raza San Bernardo que nos hace compañía y nos ofrece su cariño y estima incondicional a todas horas. Disfrutamos de esta maravilla gracias a que hemos tenido la gran suerte de poder adquirir una casa de pueblo a través de Inmoden, una agencia inmobiliaria situada en Denia, con una amplísima experiencia en el sector inmobiliario y una variada oferta en todo tipo de inmuebles, tanto de obra nueva como de segunda mano, y que cuenta además con una atención especializada.
Para nosotros acercarnos a esta inmobiliaria y decidirnos finalmente a comprar una casa con jardín nos ha cambiado la vida. Nos ha dado la oportunidad de escaparnos de las rutinas y los agobios de la gran ciudad a una localidad más pequeña donde trabajando menos y ganando casi lo mismo vivimos muchísimo mejor. Estamos totalmente integrados en la naturaleza, respiramos el aire puro, tenemos un huerto del que comemos muy sano e incluso nos queda el mar a tiro de piedra para poder disfrutar de sentarnos frente a él y respirar su olor o escuchar sus olas.
Dicen que el amor por la naturaleza se enseña y también se aprende, y así, bajo esta premisa, intentamos educar a nuestros pequeños. Y qué mejor forma de hacerlo que comenzar con los seres más cercanos, tener un gato o un perro en nuestro domicilio familiar nos ayudará a que nuestros hijos puedan comprender que son seres vivos al igual que nosotros y que hay que cuidarlos. Prácticas como el abandono o el maltrato a los animales deberían estar más castigadas de lo que en la actualidad están, ya que en este tipo de comportamientos se forma el ser humano, especialmente los más pequeños, que tienden a copiar aquello que ven en el ambiente donde se crían. Imaginad qué puede aprender un niño que ha visto un abandono como el de ese cachorro de perro al que ataron hace poco a un guardarraíl en Córdoba a cuarenta grados.
¿Qué pueden aprender nuestros hijos con una mascota?
- Responsabilidad y disciplina. Al involucrar a los más pequeños de la casa en su cuidado, aprenderán a cuidar de otro ser vivo y que tienen unas obligaciones para con ellos, como sacarlos a pasear, cepillarle el pelo, cambiarle el agua, cuidar de su higiene, estar pendiente de la administración de las vacunas correspondientes a fin de que tenga una vida lo más saludable posible, y en general de cualquier cambio en los hábitos de nuestra mascota.
- A ser cariñosos, pues cada vez que se regresa a casa nuestra mascota nos recibirá con una alegría infinita, como si hiciese bastante tiempo que no nos ve.
- Aprenderán que en la naturaleza hay diversidad de seres vivos y que cada uno de ellos a su manera tiene un corazón, pues nuestra mascota se integra en nuestra familia, necesita de nuestros cuidados, pero a cambio nos devolverá un agradecimiento y cariño sin límites.
- Compañerismo, pues una mascota es un compañero de juegos divertidísimo.
- A no tener actitudes agresivas o de maltrato en un futuro con cualquier animal o ser vivo.
- A perdonar, ya que una mascota, aunque le riñas o castigues de vuelta a su lugar, no guarda rencor. Si a los dos minutos de haberlo regañado lo llamas, acudirá a tu lado sin dudarlo.
- A ser ordenados, ya que los cachorros son tan juguetones e inquietos que cogen y muerden todo lo que está a su alcance, por tanto, en cuanto a los niños les cojan y mordisqueen un par de juguetes, enseguida aprenderán que los tienen que dejar guardados y ordenados.