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Proteger tu huerta, primer paso para garantizar una producción ecológica

Aquello que comemos define aquello que somos. Esta es una máxima que he tenido clara durante toda mi vida y creo que la seguiré defendiendo hasta el día en el que deje de estar presente en este mundo. Creo que la salud, la calidad de la vida, depende en gran medida del tipo de productos que nos llevemos a la boca y que van a permitir que nos desarrollemos físicamente de una manera saludable. Una dieta que no sea saludable puede traer una cantidad muy grande de problemas y existe la necesidad imperiosa de que no dejemos nada al azar en lo que a esta materia se refiere.

Sabiendo todo lo que os decía en el párrafo anterior, os parecerá lógico que me haya interesado siempre por la comida ecológica. Llevo algunos años siendo el propietario de una pequeña huerta en la que siempre he tratado de cultivar de manera ecológica todo tipo de frutas, verduras y hortalizas. El motivo que me empujó a esto fue la preocupación que sentía por los alimentos ultraprocesados que ya se han convertido en algo tan habitual en supermercados, bares y restaurantes de todos los pueblos y ciudades. Quedaban pocos sitios en los que se apostara por una alimentación ecológica y sentía la necesidad de aportar mi granito de arena para que mi familia pudiera evitar, en la medida de lo posible, el consumo de esos productos.

En la web de Bioeco leí hace poco que más del 10% de la superficie agrícola de la Unión Europea ya era ecológica. Se vendía la noticia como si el dato fuera muy positivo, pero a mí no me lo parece. Creo que tenemos mucho margen de mejora en esta materia y que debemos hacer todo lo posible por acrecentar, y rápido, esta cifra. Es necesario que la sociedad tenga acceso a productos que se hayan cultivado de manera ecológica porque de ese modo serán muchas más las personas que puedan desarrollarse con normalidad y sin los problemas que se derivan de una alimentación elevada en alimentos ultraprocesados. Y esto es lo que me hizo reafirmarme en mi idea de cultivar de manera ecológica muchos de los alimentos que después tanto yo como mi familia consumimos.

Como es lógico, hay que estar pendiente de muchas cosas si realmente quieres disponer de una huerta ecológica. Creo que el tipo de productos que cultivo en la mía es de calidad y soy lo suficientemente maníaco como para ser yo mismo quien se encargue de todos los procesos que conlleva cada producto. Por eso, una de las primeras cosas que hice cuando comencé con este producto fue instalar cierres agrícolas, de los de malla e incluso con alambre de espino. Me decanté por Spadico para ello porque contaba con los dos productos que necesitaba. Adquirí el material suficiente como para asegurar toda mi huerta y ganar en seguridad. A fin de cuentas, nunca es demasiado tranquilizador no definir con alguna barrera física un terreno, especialmente si tratas de diferenciarte de los terrenos agrícolas que tienes al lado.

Con esta dosis de tranquilidad ya conseguida, puedes pasar a dedicarte más en cuerpo y alma al cuidado del producto, de la semilla y del tratamiento que sigues para cada tipo de alimento. Y la verdad es que así ha sido en mi caso. La tranquilidad con la que he podido desarrollar mi trabajo ha sido bastante grande y me ha permitido no tener ningún problema a la hora de obtener esos alimentos ecológicos y de calidad con los que siempre he soñado. Soy una de las personas que antes se interesó por un asunto como este en mi comarca y son muchas las personas que me han felicitado por ese emprendimiento.

Además, también hay quien ha seguido mis pasos y ha apostado por un aspecto tan importante como el del cultivo ecológico. Lo han hecho, además, siguiendo mis pasos y optando primero por proteger el terreno en el que cultivan estos productos. El resultado de todo esto es que, poco a poco, en mi comarca se va acrecentando una conciencia al respecto de lo importante que es cuidar de nuestra alimentación a través de productos que merecen la pena y que, desde luego, nos van a aportar todas las ventajas que nos son esquivas con productos que son elaborados de una manera más industrial.

Hay que tener en cuenta que la producción industrial va más orientada a la consecución del beneficio económico. No nos podemos olvidar de que las empresas de alimentación promueven la consecución de dinero y que, si eso se va a conseguir mediante la disminución de la calidad, ningún emprendedor que se precie va a dudar en absoluto en disminuirla. Solamente la ley es lo que protege al consumidor, y no lo hace de una manera que podamos decir que es perfecta.

Las personas que nos preocupamos por la calidad de lo que comemos somos minoría todavía… y lo sabemos. Pero creo que hay una determinada parte de la población que ha experimentado un cambio de chip y que ahora va a empezar o ha empezado ya a cuidar mucho más de lo que come. Esa es una excelente noticia que esperamos no solo que se perpetúe, sino que englobe cada vez a una mayor cantidad de personas. Cuánta más gente sea consciente de lo importante que es la ecología en la alimentación, más presionada se sentirán las industrias alimentarias para incorporar procesos mucho mejores en la fabricación de sus productos.

España, un país en el que el cultivo de alimentos continúa siendo importante 

España siempre se ha caracterizado por ser un país en el que existen muchas hectáreas de cultivo. Hay zonas en las que se vive principalmente de ellas y, por ende, hay que promover tanto como sea necesario el hecho de que lo que se produzca sea de calidad puesto que ese será el principal argumento para que nuestros productos sean vendidos. Además, y teniendo en cuenta lo que comentábamos más arriba acerca de esa conciencia que se ha empezado a despertar en muchas mentes, la apuesta por lo ecológico parece lo más sensato si queremos que la agricultura o la ganadería sigan teniendo una buena salud económica en España.

En el estudio que comparto a continuación y que es propiedad del portal web Statista se muestran las superficies de cultivo que existían en España en 2023, por tipo de superficie. Podréis ver que las tierras de cultivo constituyen uno de los tipos más importantes, con más de 16 millones de hectáreas repartidas a lo largo y ancho de nuestro país. Se trata de una cifra muy interesante y que ha de servir para poner en valor lo que podemos llegar a conseguir sí apostamos por la producción ecológica.

Tenemos muchos productos conocidos a nivel mundial y que pueden tener una mayor repercusión y una mayor venta en mercados tanto nacionales como internacionales si implementamos mejoras desde el punto de vista ecológico. Le podemos dar todavía una mayor calidad al vino que se produce en el interior de nuestras fronteras, a frutas como las naranjas, al aceite… y a un sinfín de productos más. ¿Acaso no merece la pena planteárselo? Yo estoy convencido de que sí.

A fin de cuentas, y como decía al principio de este escrito, estamos hablando de un asunto que tiene una conexión directa con nuestra salud. Alguien debería poder explicar cuáles son las causas de que cada vez haya más problemas como el cáncer. ¿Creéis que la alimentación no tiene nada que ver con eso? Estoy convencido de que con una alimentación que se basara en el consumo de productos que han sido elaborados de una manera ecológica y que han sido liberados de productos como pesticidas o colorantes tendría como resultado la disminución de un asunto como al que me acabo de referir, además de la disminución de algún que otro peligro más para la salud de las personas.

Lo mejor sería que adquiriéramos conciencia de todas estas cosas desde que somos bien jóvenes puesto que, si nos damos cuenta demasiado tarde de los peligros que suponen los alimentos ultra procesados, es posible que los efectos de eso ya sean irreversibles o muy complicados de solucionar. Hablo de un asunto serio, que merece toda la atención que le podamos dedicar y que mejoraría la calidad de vida desde el primer hasta el último ser humano que se encuentra sobre la faz de esta Tierra.

No hay mejor momento que ahora mismo para empezar a cambiar algunos de los hábitos que tengamos en materia alimentaria. Además, y en contra de lo que muchos podéis llegar a pensar en algún momento, la apuesta por lo ecológico no tiene nada que ver con la disminución del sabor de los productos que consumamos. Esa es una de las múltiples leyendas urbanas que nos hemos creído siempre porque sí, pero que nada tienen que ver con la realidad que nos rodea. Os aconsejo no caer en esa trampa.

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