Parece que estamos en un momento en el que cuidarse es más importante que nunca. En la televisión o a través de las redes sociales podemos acceder a contenido en el que se nos explica qué debemos comer, qué tipo de deporte nos puede venir mejor practicar, qué estilo de vida llevar y, en definitiva, cuáles son los trucos para hacer de nuestra vida algo que merezca la pena y que tengamos un estado de salud física realmente envidiable. Es necesario que exista este tipo de contenidos, que eso vaya por delante, pero… ¿no creéis que falta algo por cubrir para garantizar del todo una buena salud?
Es posible que algunos de vosotros y vosotras hayáis pensado de primeras en la salud mental. En efecto, es esa a la que vamos a hacer referencia en los párrafos que vais a leer a continuación. Hablamos de una cuestión que empieza a dejar de ser invisible pero por la que hay mucha gente que sigue sufriendo a día de hoy. Problemas como la ansiedad, la depresión o el estrés son bastante comunes en todo el país y todas las personas que estén especializadas en este asunto deben aportar su granito de arena para proponer soluciones.
En una noticia de La Razón se dice que solo el 10% de los españoles se planteaba ir al psicólogo. Y la verdad es que es un dato terrorífico. Hay una barbaridad de personas que tiene algún problema mental y que, para ser resuelto, requiere de los servicios de un psicólogo. ¿Cómo es posible que haya un 90% de personas que no se lo plantee? Es verdad que no todas ellas padecerán algún problema de este tipo, pero la inmensa mayoría sí, aunque no lo sepan. Como veis, aunque se está visibilizando más un asunto como el de la salud mental, todavía nos queda margen de mejora en este campo.
La salud mental hay que cuidarla para ser felices. Tenemos que desterrar todos los pensamientos que relacionan acudir al psicólogo con algo negativo. No lo es en absoluto. Implica reconocer un problema, que siempre es lo primero que se debe hacer para solucionarlo. En España, ya hay personas que están acostumbradas a confiar en un psicólogo. Hemos querido contar con los amigos de Canvis para que nos expliquen cuáles son las especificidades de cada tipo de terapia, así que vamos a proceder a desgranar cada una de ellas.
- Terapia para parejas. Es una de las más comunes en nuestro país y, en general, en todo el mundo. Pasar por momentos difíciles en el seno de una relación es algo bastante común y hay que valorar el esfuerzo que hacen las dos personas para arreglar la situación antes de que sea insostenible.
- Terapia para adolescentes. La adolescencia es una de las etapas de la vida en las que más rebeldía solemos mostrar. A veces, es normal que el padre y la madre de un adolescente tomen la decisión de hacer que este vaya a terapia para intentar corregir algunos de sus comportamientos y también para resolver algunos de sus temores para que pueda enfrentarse a ellos.
- Terapia infantil. Esta es una de las más importantes porque va a permitir que los más pequeños se empiecen a acostumbrar a acudir al psicólogo y no tengan esa sensación negativa de la que hablábamos antes. Además, esto resulta importante porque se pueden detectar algunas de las causas por las cuales los y las peques pueden empezar a padecer problemas mentales (el bullying, especialmente en los colegios).
- Terapia para adultos. Cuando una persona es adulta, los problemas se pueden acumular. Aquí es bastante habitual que el principal problema sea el estrés o la ansiedad. En ambos casos, el trabajo es un factor que interviene para mal y que deja muchas secuelas en lo que respecta a la salud mental.
- Terapia de familia. Quizá, de las que hemos mencionado, sea la que menos demandamos en España. Pero eso no quiere decir que sea la menos importante (todas lo son por igual). Una familia puede padecer problemas de comunicación o de organización cuya resolución requiere de un mediador, de una persona que entienda las prioridades de unos y otros y que pueda establecer soluciones que convengan a todas las partes sacrificando lo mínimo.
Una de las mejores noticias que tenemos en relación al tratamiento de la salud mental en España es que los jóvenes son más conscientes que nunca de lo importante que es contar con un psicólogo para tratar todos esos problemas que sufre nuestra cabeza y que, por supuesto, tienen solución. Es verdad que la gente de mediana o avanzada edad es más reticente a confiar en un psicólogo porque no ha estado tan acostumbrada a visitarlo a lo largo de su vida, pero eso no debe ser óbice para dejar a merced del azar a su salud mental.
Los jóvenes están abanderando el cambio. Y hay un dato que lo corrobora. Un dato que proviene de una noticia subida a la página web de la Cadena SER y que afirma que el 100% de las personas que nazcan a día de hoy habrán ido al psicólogo antes de haber cumplido los 25 años. Esa no es necesariamente una mala noticia porque acudir al psicólogo ha de ser como ir al dentista: debemos visitarle aunque no sepamos si nos pasa algo realmente o no. Es posible que tengamos ansiedad y que no lo sepamos. Si no la paramos a tiempo, es posible que el problema crezca y crezca hasta que nos afecte de una manera mucho peor.
Hay que convencer a la gente mayor
Ya hemos dicho que la gente mayor no suele acudir al psicólogo porque no ha tenido uno a mano en su vida y acostumbrarse a esa nueva manera de tratar los problemas mentales no les resulta fácil. Pero no por eso debemos bajar los brazos en el objetivo de conseguir que nuestros mayores empiecen a acudir a las consultas de psicología. Hay que incidir en ello y convencerles de que va a ser beneficioso para ellos y ellas.
El caso es que, a las personas mayores, les hace mucha falta adaptarse a lo que os estamos comentando. Hay muchas personas mayores que tienen problemas de depresión. Este es el mal más repetido entre las personas que superan los 65 años en España. Y se produce por varios motivos:
- La falta de objetivos en la vida. Cuando alguien deja de trabajar, puede sentir que se siente vacío, sin propósitos que cumplir. En este caso, lo recomendable es encontrar hobbies que les permitan disfrutar de todo el tiempo del que disponen.
- La soledad. Tendemos a olvidarnos de la gente mayor. Este tipo de personas necesitan el apoyo de su familia y de sus amistades. En caso de no poder contar con ellos y ellas, la depresión se apodera de sus vidas. Hay mucha gente en esta situación.
- La falta del ser querido. Quienes se quedan viudos y viudas tienen motivos más que de sobra para sufrir depresión. Después de toda una vida con su pareja, se encuentran solos y con la cama vacía.
- El tiempo de vida que resta. A medida que vamos cumpliendo años, y especialmente si ya nos hemos jubilado, tendemos a pensar en la muerte y en los años que nos pueden quedar de vida. Y eso nos hace sentir depresión puesto que sabemos que estamos en una especie de contrarreloj.
Seguro que conocéis a personas que se han encontrado alguna vez en esta situación o que todavía están inmersas en ella. Y seguro que sois conscientes de lo mal que se puede llegar a pensar con todas estas cosas en la cabeza. Solo debemos ponernos en su lugar y pensar en lo que pasará por nuestra cabeza cuando nosotros y nosotras estemos en su situación. No es fácil enfrentarse a eso, pero se puede saldar con éxito si confiamos en las personas adecuadas. Nadie mejor que alguien que esté acostumbrado a lidiar con estas situaciones para salir adelante.
También debemos ser conscientes de que las personas que nos encontramos al lado de otras que lo están pasando mal desde el punto de vista de la salud mental tenemos un papel en esta historia. Es interesante que, cuando empecemos a identificar alguno de los síntomas de un mal estado de salud mental, estemos encima de esas personas, recomendándoles que acudan a la consulta de un psicólogo o ayudándoles en todo lo que necesiten.
Ojalá que todas las personas comprendamos lo importante que resulta todo de lo que hemos venido hablando a lo largo de estas líneas. Nadie se tiene que quedar al margen. Todos y todas tenemos derecho a encontrarnos en un perfecto estado de salud y la salud mental tiene su papel en lo que respecta a este objetivo. Cumplamos con ella para tener una vida lo más completa y feliz posible. Hay pocos motivos para no querer hacerlo. Es la mejor manera de salir adelante con independencia de a qué nos tengamos que enfrentar durante el día a día.