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Mindfulness y salud

Los beneficios de la estabilidad emocional repercuten directamente en nuestra salud física. Un bajo estado de ánimo puede conllevar una pérdida y desgaste de nuestra salud a causas de la dejadez, los hábitos poco saludables que nos incita a llevar el desánimo, etc. Está más que demostrado que mantener un estado mental equilibrado, nos ayuda a sentirnos mejor, llevar unos hábitos de vida más saludables y en consecuencia, gozar de un mejor estado de salud general. Aparte de ayudarnos a mejorar en procesos de curación o durante el curso de una enfermedad.

Prácticas como el yoga, la meditación o el mindfulness nos ayudan a serenarnos en momentos de estrés a los que nos vemos sometidos por diversos factores. La sociedad actual agitada y acelerada, está llena de demandas y distracciones constantes, por lo que la práctica del mindfulness ha surgido como una excelente herramienta, fundamental para ayudarnos a encontrar ese momento de calma y claridad en medio de este caos en el que vivimos.

La creación de centros como Escuela de Crecimiento imparten cursos de mindfulness y meditación para ayudarnos y acompañarnos en el proceso de transformación personal necesario. Estas prácticas, también conocidas como atención o conciencia plana, tienen sus raíces en la tradición budista y, en los últimos años, han ganado en popularidad en todo el mundo. Esto se debe a los grandes y notables beneficios que aporta a la salud mental y emocional de quien las realiza. En este artículo vamos a explicar todo lo necesario para conocer esta técnica milenaria que aporta bienestar y los beneficios que reporta a la salud mental y general. Dentro de lo que se considera como crecimiento personal, el mindfulness, permite centrar la atención en el momento para adquirir mayor consciencia sobre lo que hacemos.

Atención plena en el momento o meditación instantánea

En términos simples, el mindfulness, consiste en una práctica de lo que se denomina atención plena. Lo que implica es estar consciente en el momento presente, sin juzgar. Se trata de prestar atención deliberada a los pensamientos, emociones, sensaciones físicas y el entorno en el que estamos en el momento actual, sin preocuparse por el pasado o el futuro.

La práctica está basada en la idea de que nuestras mentes se ocupan frecuentemente con el pasado o el futuro, de manera que solo genera estrés, ansiedad y preocupación. Con el mindfulness se pretende atraer nuestra atención al momento presente, de manera que nos facilita la liberación de esa constante rumiación  y las distracciones que genera.

Una de las maneras más comunes de realizar mindfulness es mediante la meditación, durante la cual nos centramos en la respiración, las sensaciones del cuerpo o incluso, un objeto en particular para entrenar la atención. Así mismo se puede incorporar a la vida diaria, prestando atención plena a las actividades más triviales como comer, caminar o escuchar a alguien que nos esta hablado. No se trata de eliminar pensamiento o emociones, se trata de observarlos sin juzgar y permitir que estos fluyan sin más. Ayuda a reducir el estrés, mejorar la concentración, fomentar la conciencia sobre uno mismo y desarrollar la compasión.

Como adelantábamos, sus raíces se encuentran en las enseñanzas budistas, aunque ha sufrido una evolución adaptándose con el paso del tiempo. Siendo popularizado el término inglés mindfulness en el siglo veinte, con la difusión de las prácticas de atención plena en occidente.

El concepto de atención plena se encuentra en las enseñanzas del Buda Gutama. Este buda puso el énfasis en la importancia de la meditación y la conciencia de la respiración como una vía hacia la comprensión y liberación del propio sufrimiento. No obstante, la popularización del mindfulness se atribuye al Dr. Jon Kabat Zinn, fundador de la Clínica de Reducción del Estrés en mil novecientos setenta y nueve. El mismo adapto las prácticas de atención plena, alejándolas del contexto religioso, para incorporarlas a su programa de reducción del estrés. Este programa se centró en enseñar a las personas a vivir en el momento presente y manejar el estrés, el dolor crónico y otro tipo de dolencias.

De esta manera, el mindfulness, ha demostrado en reiteradas ocasiones ser una práctica muy beneficiosa  para ayudar en los procesos de un amplio abanico de enfermedades tanto físicas como mentales. Algunas de las cuales vamos a citar a continuación:

  • Trastornos de la ansiedad. En este caso es muy eficaz, se trate de ansiedad generaliza, trastorno de pánico o estrés postraumático.
  • Depresión. El mindfulness ayuda a las personas con depresión a tomar conciencia sobre sus pensamientos y emociones. Esto ayuda a reducir los síntomas de la depresión y mejorar su bienestar emocional.
  • Dolor crónico. Al cambiar la percepción del dolor y desarrollar tolerancia, se experimenta alivio y mejora por lo tanto, la calidad de vida.
  • Trastornos de la alimentación. Las personas que padecen este trastorno, pueden llegar a través del mindfulness a tomar conciencia de sus patrones alimenticios y desarrollar una relación saludable con los alimentos.
  • Hipertensión. Practicar mindfulness con regularidad, reduce la presión arterial, disminuyendo el riesgo de padecer enfermedades cardiacas y accidentes cerebrovasculares.
  • Trastornos del sueño. Ayuda a calmar la mente, reducir el estrés, lo que conlleva a facilitar la conciliación de un sueño reparador.
  • Cáncer. Como terapia complementaria ayuda a reducir la angustia, mejorar la calidad de vida y promover una actitud positiva hacia el tratamiento.
  • Trastorno de estrés postraumático. Ayuda a procesar los recuerdos traumáticos reduciendo los síntomas.
  • Síndrome del Intestino Irritable. Si se reduce el estrés y la ansiedad, se alivian los síntomas y el mindfulness ayuda a ello, aliviando a su vez el dolor abdominal y la hinchazón.

Observando esta lista que podría ser más larga, es fácil comprender como esta sencilla práctica, ayuda a paliar numerosas enfermedades y contribuye a mejorar la calidad de vida de quien la realiza.

Técnicas de mindfulness más útiles

Practicar mindfulness es algo más que pararse a pensar. Ofrece varias técnicas útiles para lograr cultivar la atención plena y mejorar la salud mental, emocional y física. Algunas de las más comunes son las que siguen:

  • Meditación mindfulness. La práctica central que permite meditar sentado, acostado o caminando. Durante la meditación, hay que centrarse en la respiración, las sensaciones corporales o un objeto. Observar los pensamientos y emociones sin juzgarlos.
  • Escaneo corporal. Esta técnica implica centrar la atención consciente a través de las diferentes partes del cuerpo, desde los pies hasta la cabeza. Observar las sensaciones y tensiones en el cuerpo ayuda a liberar la tensión y se aumenta la conciencia de las señales que produce el cuerpo.
  • Atención plena en respiración. Al centrarnos en la respiración, podemos anclarnos al presente. Observar la entrada y salida del aire, la sensación de aires en la nariz, o el movimiento del abdomen o pecho.
  • Atención plena en las sensaciones. Implica prestar atención a las sensaciones físicas del cuerpo, como la tensión muscular, el calor o el frio.
  • Observar pensamientos y emociones. Se presta atención a los pensamientos y emociones a medida que van surgiendo. En vez de reaccionar de forma automática, se adopta una actitud de espectador y se observan sin juzgar.
  • Atención plena en las actividades cotidianas. Se puede integrar la práctica del mindfulness en las actividades diarias como comer o caminar. Prestar atención plena a estas actividades, conlleva centrarse exclusivamente en lo que se hace y no hacerlo de forma automática.

Para nuestra salud mental y emocional, el mindfulness, desempeña un papel fundamental, puesto que ofrece una serie de beneficios que mejoran de forma significativa nuestra calidad de vida. Es patente que ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, mejora el bienestar emocional, ayuda a prevenir la depresión, puesto que permite desarrollar la resiliencia emocional y mejorar la autoreflexión. Permite adquirir una mayor autoconciencia, reconocer nuestros patrones de pensamiento y comportamiento, ayudando en la toma de decisiones.

A parte de todo esto, mejora nuestra concentración, ayuda a desarrollar la empatía y la compasión, mejorando las relaciones interpersonales. A la hora de manejar emociones difíciles nos ofrece herramientas para lidiar con ellas de forma saludable y reduce la rumiación en los pensamientos negativos que tanto daño nos hace.

La práctica continuada de mindfulness, permite mejorar de forma significativa la concentración y productividad. Implica entrenar a la mente para que se centre en el momento presente de forma deliberada, sin distracciones. Esto fortalece la atención y la capacidad de mantener la atención en una tarea concreta, lo que mejora la concentración y por ende, la productividad.

Al permitir desarrollar la habilidad de observar los pensamientos y redirigir la atención a donde queremos, se reduce esa tendencia a entrar en modo multitarea de distracción continua. Algo esencial en el mundo de las redes sociales, las notificaciones y las demandas externas de atención constantes que no hacen sino dificultar la concentración.

En resumen, la vida tan ajetreada que llevamos, conlleva unos elevados niveles de estrés que repercuten en nuestra salud, física y mental. Con la ayuda de prácticas como el mindfulness, podemos reducir esos niveles de estrés y, en consecuencia, ganar en salud. Se trata de un conjunto de técnicas sencillas de ejecutar y que no llevan mucho tiempo, razón de más para ponerlas en marcha.

 

 

 

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