La timidez es una característica de nuestra personalidad. Los adultos o niños que sufren de timidez, les suele costar relacionarse con la gente, expresar sus opiniones o intentar pasar desapercibidos en las reuniones.
«La timidez es una armadura, una especie de protección ante determinadas situaciones para no enfrentarse a ellas y evitar el mal trago de dudar de sus propias capacidades y habilidades», explica el psicólogo experto en filia-social Rubén Casado.
«Aunque no se descarta que haya un componente genético que en cierto modo pueda «predisponer» hacia esa timidez, es cierto que los factores emocionales y ambientales tienen un peso importante. Podría decirse que no se nace siendo tímido, sino que se «aprende» tanto por experiencia propia como por presenciar conductas y formas de comportamiento de otros», aclara Casado.
Los padres pueden influir en las habilidades de comunicación y proactividad de los hijos.
«Cuando los padres tienen pocos contactos sociales, o rehúyen de los mismos, los niños pueden como normal la falta de relaciones o no tener amigos. Además, no les dan la oportunidad de entrenar habilidades de acercamiento fuera del ámbito escolar»,
dice la psicóloga Silvia Álava.
Hay dos tipos de timidez, ya por un lado está la timidez puntual o pasajera que hemos podido experimentar todos en alguna situación concreta.
Sin embargo, la timidez permanente puede llegar a suponer dificultades en el desarrollo integral, ya que condiciona los estados emocionales y las relaciones sociales.
Las personas tímidas no expresan sus sentimientos, ya que suelen ser más cerrados y hablan poco. Son reservados y no se dejan abrir a los demás.
Prefieren estar solos que quedar o salir con otros. Suelen ser personas observadoras y se alejan de las multitudes. También piensan mucho en el que dirán los demás, así que miden bien qué hacen y tienen un gran sentido del ridículo.
«En España, seguimos sin tener estudios de prevalencia fiables sobre la timidez. Pero se estima que un 10% de los niños y adolescentes son tímidos y se retraen», infirma Inés Monjas, investigadora del Departamento de Psicología de la Universidad de Valladolid y autora del libro ¿Mi hijo es tímido?.
Los niños tímidos no preguntan en clase y les cuesta comenzar una conversación con otros niños. Suelen tener pocos amigos y no les gusta participar en ningún tipo de representación ni disfrazarse.
Tampoco les gustan los cumpleaños, las fiestas o las celebraciones. «Lejos de minimizar los posibles escenarios incómodos, es provechoso brindar a los niños tímidos oportunidades para relacionarse con otros, ya sea compartiendo experiencias con otras familias, apuntándoles a actividades extraescolares o llevándoles a zonas de ocio infantiles. Aunque al principio se aconseja acompañarles para proporcionarles mayor seguridad, lo ideal es ir dejándoles solos en tales ambientes para que se vayan adaptando poco a poco a los mismos», informa la revista Sapos y Princesas.
Si quieres ayudar a tu hijo a vencer la timidez debes tener en cuenta las siguientes pautas:
-Los psicólogos de Centro Psicoterapéutico Sur explican que es importante conocer el origen de la timidez para tratarla, ya que detrás suele haber sufrimiento emocional y sentimientos de ser diferente.
-Procurar no forzar al niño con situaciones nuevas.
-Motivarlo a que vaya superando nuevos retos pero sin agobiarle.
-No ridiculizarle ni compararlo con otros niños.
-Tratar el problema con naturalidad.
-El niño debe saber que estamos dispuestos a ayudarle.
-Corregir sin reprimendas las siguientes frases: «soy un inútil»; «nunca podré tener amigos».
-Evitar la sobreprotección.
-No forzar conductas, así que evita frases como: ‘saluda a ese niño’, ‘juega con esos niños’. Es mejor no insistir y obligar a que haga lo que nosotros queramos.
-Evitar etiquetas, si el pequeño no quiere saludar a un adulto, no puedes excusarle con la frase: ‘es que es muy tímido’.
-Reconocer sus actitudes positivas ante la timidez, porque el pequeño confía en sus capacidades y se siente más seguro.
– Predicar con el ejemplo, por lo que es importante que los padres se muestren sociables ante situaciones nuevas, para que los hijos aprendan a comportarse igual.
«Siempre se puede acudir a una consulta de terapia psicológica para que un profesional proporcione el acompañamiento individualizado y específico que la situación requiera», informa el Diario.es
El niño también puede superar la timidez con ciertas actividades extraescolares, por lo que es aconsejable las clases de teatro. Se trata de que el pequeño pueda hacer más amigos y divertirse.
El teatro es una actividad divertida y que atrae a los niños. Desarrolla la memorización, la atención y la curiosidad. Además, fomenta la seguridad y la autoestima.
Preparar una obra de teatro puede ser una actividad idónea para que los niños se atrevan a hablar en público.