Si bien es verdad que el porcentaje de niños y niñas que se pasan las tardes de invierno, e incluso verano, enganchados a uno ordenador, una consola o un móvil son muchos, cada vez son más los padres que, conociendo los beneficios de las actividades al aire libre y los daños que pueden causar a la vista, e incluso a la sociabilidad del pequeños, las horas que pasan delante de una pantalla, deciden hacer todo lo posible para conseguir que sus hijos disfruten más de las actividades en la naturaleza.
Y es que la realidad de hoy en día, donde los dos progenitores suelen trabajar fuera de casa para traer dos sueldos a la familia, es muy complicado que los niños dispongan de un cuidador y referente que les inculque ciertas premisas cuando sus padres no están en casa. De hecho, hay niños que al salir de la escuela han de quedarse solos en la vivienda hasta que aparecen sus padres a la hora de cenar, tras su jornada laboral, y por ende nadie les controla.
Dicho esto, y aunque sea poco a poco y con mucha dificultad y organización previa, los padres jóvenes que se han criado mamando la nueva conciencia social sobre la necesidad de actividad al aire libre y la dieta equilibrada y sana, están empezando a cambiar un poco las estadísticas, no sin dificultad, ya que los problemas de conciliación laboral y familiar se hacen patentes día tras día.
Por eso, algunas empresas especializadas están volviendo a ofrecer los clásicos campamentos de verano en la naturaleza para niños, e incluso familias, con el fin de acercar la naturaleza y las actividades deportivas de aventura, hasta los más pequeños. Según Naturacción, lo que se busca es que los niños entren en contacto con la naturaleza y con un mundo en el que la actividad física esté mejor valorar de lo que lo está en su rutina diaria, donde la televisión suele ganar la batalla en la mayor parte de los hogares.
Los beneficios de las actividades al aire libre
Jugar al aire libre es tan importante como dormir, de hecho, según los expertos, sin este tipo de actividad que el niño se desarrolle física y socialmente es complicado. Si a esto le sumamos la gran psicomotricidad que adquieren jugando con los clásicos columpios en parques y patios de juego, ya podemos ver que los beneficios merecen la pena considerablemente. No obstante, vamos a hacer un repaso detallado:
- Jugar al aire libre estimula la creatividad: los pequeños dejan de lado la casa de Pinypon o el Bebé Llorón para pasar a jugar con su mente, explorando el entorno e imaginando su próximo juego en el que, como mucho, tendrán cabida esos columpios de los que hablábamos antes, pero nada más. Si quieren pensar que están en un barco pirata, tendrán que imaginarlos y recrearlo ellos solos. En la naturaleza, con los niños quienes deben buscarse el entretenimiento.
- Socialización: al jugar con otros niños en los parques, los peques conversan, intercambias ideas, se divierten e incluso pelan. Situaciones todas que ayudan a sociabilizar, resolver conflictos y aprender las normas establecidas.
- El sol: jugar al aire libre tiene la ventaja de que el niño podrá jugar bajo los rayos del sol. Si bien es verdad que la luz solar directa puede causar daño en nuestra piel, cuando los niños juegan bajo luz solar su cuerpo sintetiza la vitamina D, componente imprescindible para que los huesos del cuerpo asimilen el calcio. Solo debemos tener cuidado, ponerle crema solar y una gorra para evitar problemas mayores.
- Experimentación del mundo: al entrar en contacto con la naturaleza, el niño que vive en la ciudad sale de su entorno para empezar a descubrir que hay contexto mucho más allá de los ríos de asfalto. Así descubren el mundo que les rodea, la naturaleza, los olores, las texturas y, con suerte, a los animales.
- Ejercicio físico: jugar delante de una pantalla de televisión o en el suelo de casa con los muñecos que nos regalaron en Navidad no va a conseguir que el niño haga ejercicio, pero jugar al pilla pilla, a la comba, saltar, trepar, correr… todo esto implica un ejercicio físico que ellos necesitan para combatir la obesidad y crecer sanos y fuertes.
- Unión familiar: puede que en el parque jueguen con otros niños, y en casa igual juegan solos, pero en la naturaleza es muy posible que acabemos jugando con ellos a la pelota o simplemente demos un paseo en familia.
- Menos reglas: no juegues a la pelota en casa, no saltes que el vecino se queja, no corras por la cocina que puedes tener un accidente, etc. En los parques no hay vecinos, ni suelos resbaladizos (en teoría) y los niños pueden jugar en la tierra sin ensuciar la casa.
¿Te parecen pocos beneficios?