Entre los expertos se le conoce como ‘trail running’, aunque también suele denominarse como carrera de montaña. El trail running es una actividad deportiva que consiste en el desarrollo de un recorrido atlético a través de rutas naturales no masificadas ni especialmente acondicionadas para la práctica corriente de la carrera. Esto es, senderos de montaña, caminos secundarios campo traviesa, seguimiento de accidentes geográficos como ríos y arroyos… Parajes agrestes y hostiles, con frecuentes desniveles e inesperadas barreras materiales que suponen una dificultad añadida a la prueba pero que, al mismo tiempo, permite entrar de nuevo en contacto con el escenario natural en todo su esplendor.
Como se puede observar, se trata de una audaz mezcla entre atletismo y deporte extremo, en la que las virtudes del ejercicio físico se combinan con la segregación de adrenalina pura, especialmente indicado para aquellos deportistas menos conformistas y más deseosos de explorar los límites de la resistencia de su propio cuerpo. La meta la pone uno mismo. Incluso a nivel competitivo, ni siquiera existe una distancia fija establecida para la organización del recorrido.
El trail running posee unas exigencias particulares en lo que se refiere a la equipación del atleta. Las zapatillas de trail running disponen de una suela bastante más gruesa que las zapatillas para running al uso, dotada de un relieve especialmente pronunciado en su huella y con características impermeables en el tejido cobertor. La explicación es obvia: el pie ha de estar protegido contra la incidencia de las rocas presentes en el terreno a recorrer, a la vez que, a causa de las irregularidades del mismo, el agarre que ejerza sobre el suelo debe ser más firme. La imprevisibilidad de la meteorología de montaña es la responsable de que el textil del calzado mezcle flexibilidad, ligereza y resistencia al agua. Incluso en determinado tipo de carreras, en las que predomine un suelo con nieve o placas de hielo, es aconsejable el empleo de crampones en las zapatillas para incrementar la sujeción de la pisada.
En cuanto a la ropa, la brusca variabilidad de temperatura hace recomendable el uso de prendas especiales como cortavientos, tejidos de gore-tex y, en general, ropa térmica y liviana, de la que sea fácil desprenderse y volvérsela a poner a lo largo de la carrera. Así mismo, muchos deportistas curtidos en el trail running reivindican la prudencia de pertrecharse con útiles como los bastones telescópicos que asienten la estabilidad del corredor, unas gafas de sol calibradas, protector solar, repelente anti insectos, linternas frontales para pruebas de escasa visibilidad… A nivel competitivo destaca además el empleo de tecnología como el GPS, una herramienta indicada sobre todo para orientarse dentro del trazado y controlar el ritmo de la carrera para evitar desfallecimientos. No obstante, es preciso evitar la dependencia total de la tecnología: estudiar detalladamente los mapas de la prueba y tomar referencias naturales facilita con plenas garantías la debida administración del esfuerzo en carrera. Además, es la manera perfecta de disfrutar del paisaje, sin duda uno de los grandes atractivos de este deporte.
El trail running como competición
A pesar del carácter relativamente reciente de este deporte y de las escasas entidades organizadoras y oficiales que existen del mismo, el trail running goza a día de hoy de una importante cantidad de competiciones reconocidas y realizadas a nivel mundial. Dadas las condiciones exclusivas de la competición, se trata de carreras con un escueto número de participantes, por lo general adaptado al contexto de la pista en cuestión. Como se decía en el capítulo anterior, la distancia fijada también sufre relevantes variaciones en función de las peculiaridades del trazado. El kilometraje oscila entre los cinco kilómetros de las pruebas más breves hasta los 161 kilómetros que lucen aquellas más extensas. La mayoría de carreras consisten en una sola etapa, aunque en los últimos tiempos están cobrando especial relevancia las competiciones que abarcan varios días de recorrido.
Por otro lado, la firme defensa por parte de los atletas y la organización de una competición ecológicamente sostenible determina de manera directa la composición de las pruebas.
El trail running, ¿beneficioso o perjudicial para el medioambiente?
El trail running está íntimamente ligado al espacio natural, elemento que le otorga sentido e identidad propia. De este modo, la conservación de la naturaleza está estrechamente vinculado con la conservación futura del mismo trail running, así como del resto de deportes de montaña. De ahí que los corredores y organizadores encabecen la lucha por la preservación de la sostenibilidad de este deporte, por desgracia en ocasiones menos respetuoso con la ecología de lo que desearían sus amantes. La ausencia de federaciones exclusivas de este deporte explica que la autorregulación suponga el principal medio para establecer una normativa de sostenibilidad adecuada. Como primeras medidas de prevención se encuentra la limitación de dorsales en carrera, la ubicación de contenedores en puntos estratégicos del recorrido, la limpieza de las zonas de avituallamiento, el uso de materiales ecológicos y biodegradables para delimitar los trazados, aun con la obligación de su posterior retirada, la sanción hacia comportamientos irrespetuosos con el entorno o que transgredan las marcas de las rutas establecidas, la información y concienciación de los asistentes, etcétera.
Un esfuerzo y una buena voluntad que, por desgracia, según indica la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME), por vía del informe elaborado por el Consejo Científico Asesor de las Montañas acerca de la incidencia socioeconómica y ambiental de las carreras de montaña en el medio rural y natural en España, no siempre se cumplen. En muchas ocasiones, cabe imputar la culpa a la falta de coordinación entre organización y autoridades locales y regionales en cuanto a la recogida de basuras o la previsión de asistencia, en otras a la insuficiencia legislativa que supone carecer de un corpus estatutario que identifique y regule con minuciosidad la tipología de las pruebas. A causa de esto último, los choques con las administraciones ambientales suelen ser un tópico recurrente que impide compatibilizar los derechos de los ciudadanos y su práctica del ocio con la observación de las normas para el cuidado de los espacios naturales.