La relevancia que tiene la vida hogareña en el cuidado que los seres humanos le podemos brindar a nuestro entorno es tremenda. Muchas de nuestras rutinas tienen un impacto directo sobre la salud de la que goza el medioambiente y tenemos la obligación de conocer ese impacto para prevenir y reducir en la medida de lo posible los efectos perversos que podamos llegar a producir. Tenemos la obligación de cuidar al máximo el planeta en el que estamos y eso pasa por ver qué podemos hacer en nuestra propia vivienda para conseguir mejoras en esta materia sin perder la calidad de vida de la que queremos disponer.
Una de las cosas que ha solido estar en el punto de mira de los expertos en esta materia es el consumo que hacemos en calefacción. Estamos hablando de una de las necesidades básicas en todos los hogares y uno de los asuntos que garantiza esa calidad de vida de la que estamos hablando, así que este es un tema al que tenemos que aproximarnos con cariño y con empatía. Ni que decir tiene que nadie en su sano juicio puede defender que las viviendas tengan que prescindir de un sistema que les permita regular su temperatura para que la gente de su interior se sienta cómoda, pero sí que es cierto que se pueden acometer cambios para evitar el derroche innecesario de energía.
En una noticia publicada en el portal web Fotocasa se indicaba que 8 de cada 10 viviendas en España suspenden lo que tiene que ver con eficiencia energética. Estamos hablando de un problema bastante grave y que requiere de una solución urgente tanto por parte de las familias que habitan en esas viviendas que no son eficientes desde el punto de vista energético como de las instituciones públicas, que deben velar por el hecho de que se ofrezcan las ayudas necesarias para que las personas y las familias puedan realizar esos cambios que se demandan.
Según la noticia a la que acabamos de hacer referencia, las comunidades autónomas que presentan una tasa más alta de viviendas ineficientes energéticamente son Euskadi, Cantabria, la Comunidad Valenciana, la Región de Murcia o los archipiélagos balear y canario. Todas estas zonas superan el 80% de viviendas que no son eficientes energéticamente, lo que da una buena muestra de todos los avances que tiene necesarios dentro de este campo y la premura con la que deben ser ejecutados. Hay un margen de mejora que podríamos considerar muy amplio.
Ante el problema que se está generando, se está empezando a destapar una solución que parece que funciona a las mil maravillas. Hablamos del suelo radiante o refrescante, que consiste en la instalación de unas tuberías por debajo del suelo que van transportando agua caliente o fría, en función de las necesidades de cada momento, para proporcionar esa temperatura que consideremos idónea para nuestra vivienda. Decimos que esta es una buena solución porque parece que reduce el derroche de energía del que estábamos hablando en los párrafos anteriores y que tanta preocupación estaba empezando a generar entre aquellas personas que vienen una alertando a lo largo de muchos años sobre los riesgos que entraña el estado de salud de nuestro planeta.
Normalmente, se está instalando este tipo de suelo en aquellas viviendas que están siendo reformadas. Y es que el suelo radiante o refrescante, tal y como apunta la noticia que a continuación os enlazamos y que pertenece al portal web de El Periódico de la Energía, es una palanca de cambio y ofrece una posibilidad para ofrecer ciertas ventajas en lo que tiene que ver con estos procesos de rehabilitación. Estas son algunos de los beneficios más destacados a este respecto:
- Proporciona una mejora en lo que al confort térmico se refiere, lo cual va a incidir de una manera directa en nuestra calidad de vida.
- Va a conseguir que exista una homogeneidad en la temperatura que hay en cada una de las estancias de la vivienda. Con la calefacción tradicional, se depende del estado de los calefactores, que ya sabéis que pueden no estar igualmente regulados en distintas estancias de la casa o el piso, con los cambios que eso ocasiona entre la temperatura de una habitación y otra.
- Hay una ausencia de corrientes de aire que hace posible que la comodidad de la gente que vive en su interior se vea reflotada.
- No se genera polvo, lo cual va a tener una importante incidencia en lo que a la limpieza o la higiene se refiere.
- Al contar con un sistema de obtener calor o fresquito que se encuentra por debajo del suelo, ganamos espacio útil en la vivienda (el que le ganamos a los calefactores, que quizá no sea demasiado pero que también se nota).
El suelo radiante o refrescante se está convirtiendo en el rey de las reformas y rehabilitaciones de viviendas que se vienen acometiendo en España en los últimos años. Desde que el final de la pandemia supusiera un chupinazo de salida a un auténtico boom de reformas hogareñas, la instalación de este tipo de sistemas no ha parado de crecer, dando como resultado un aumento en el número de instalaciones realizadas por empresas del sector como Pedro Cerdán. La comodidad derivada de la instalación de un sistema como el que estamos hablando es más que evidente y además genera un impacto de lo más positivo para el cuidado del medioambiente puesto que el consumo energético que es necesario para darle uso es mucho menor que el que hemos venido usando para calentar o refrescar nuestras viviendas.
El momento perfecto para su instalación es aquel en el que estamos realizando cualquier tipo de reforma en el hogar. Instalar un sistema como del que estamos hablando implica ganar en calidad de vida y obtener resultados de los cambios que estamos planteando para nuestro hogar. Si sumamos la ganancia que este sistema produce a la ganancia que nos puede proporcionar el cambio en la distribución de los espacios interiores con los que cuenta una vivienda, obtenemos un cambio radical (y para bien) de nuestra vida hogareña.
Son muchas las familias que ya pueden presumir de haber llevado a efecto una transformación como de la que estamos hablando. Por suerte, en España ya nos estamos dando cuenta de la necesidad que tenemos de ir adaptando nuestras viviendas y edificios a las necesidades de la vida moderna, una vida moderna que nos está pidiendo que tengamos más en cuenta que nunca el cuidado de un planeta que hemos degradado sin control durante muchas décadas. Hay que ser conscientes del periodo tan importante en el que nos encontramos con respecto al cuidado de nuestro entorno y tomar las medidas que sean necesarias para colaborar de una manera eficaz en ese cuidado.
No debemos olvidarnos del resto de políticas
Ya hemos hablado de esa cantidad de reformas que se están acometiendo para hacer más sostenibles nuestros hogares. En ese sentido, solo queremos añadir una cosa más: que ha sido muy importante el papel adquirido por la Unión Europea dotando de fondos a los diferentes países que de ella forman parte para que tengan la posibilidad de ir haciendo posible estas reformas en sus municipios y ciudades. Sin embargo, está claro que no nos podemos limitar solo a eso y que debemos tener en consideración otras muchas cosas para hacer posible que nuestra tierra salga del coma en el que la hemos sumido.
Las políticas que venimos haciendo en lo que respecta a la energía renovable, el reciclaje cada vez más habitual de determinados productos, la disminución de la dependencia de los combustibles fósiles que usan los vehículos y la inversión cada vez más amplia en la plantación de árboles son algunas de las cosas que nos están permitiendo combatir con cada vez más garantías el mal estado de salud de nuestro planeta. Este tipo de asuntos nunca deben ser olvidados aunque vayamos desarrollando más maneras de colaborar con el cuidado de la Tierra. De la combinación de unas cosas y otras se desprende un mejor cuidado para la casa de todos y todas: nuestro planeta.
Estamos en uno de esos momentos que los expertos catalogan como clave para el devenir de nuestro planeta. Si todos y todas ponemos de nuestra parte en controlar pequeños gestos que puedan hacer de nuestro entorno un lugar mejor y más seguro, estamos convencidos que la esperanza de vida de la que disponga nuestro planeta va a crecer de una manera exponencial. Aunque creamos que nuestra aportación poco va a poder ayudar a la causa, os decimos que grano a grano se hace granero y que formar parte de todo lo que esté destinado a mejorar el estado de nuestro entorno es mucho más importante de lo que creemos, porque ya no solo estamos eliminando todos derroches de energía de los que estamos hablando a lo largo de estos párrafos, también estaremos haciendo posible que a nuestro alrededor siga creciendo la conciencia con respecto a la ayuda que es necesaria para nuestra Tierra y que esta nos demanda.