El cultivo de las plantas de cannabis sativa, cuando tiene por objeto el propio consumo, no es punible de acuerdo con la legislación vigente en nuestro país. De ahí que, con moderación, muchos aficionados al cannabis opten por cultivar en su propio domicilio una pequeña planta para uso recreativo o simplemente ornamental, con la ayuda de los productos de una grow shop online como la madrileña Grow Shop Whole Green, sin que esto suponga ninguna trasgresión de la ley. No obstante, con el objetivo de garantizarnos un respaldo judicial, existen tres vías distintas que permiten probar que el aficionado cultiva solo para autoconsumo. Son las siguientes:
- Pertenecer a una asociación cannabica legalmente constituida.
- Obtener un certificado médico que haga constar que padecemos alguna de las enfermedades para las que, según la SEIC (Sociedad Española de Investigación sobre Cannabinoides), los cannabinoides ya han probado su eficacia.
- Obtener un certificado médico que haga constar que padecemos alguna de las enfermedades para las que la Comisión Clínica de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional Sobre Drogas, dependiente del Ministerio de Sanidad y Política Social, reconoce los beneficios médicos del cannabis.
- Solicitar un permiso para autocultivo y/o uso médico del cannabis a la Agencia Española del Medicamento.
Una vez hemos decidido cultivar en casa, debemos elegir con cuidado las semillas. Entre las variedades más comunes se encuentran el Cannabis Sativa, el Cannabis Índica y el Cannabis Ruderalis. La variedad sativa –o híbridos con predominancia de la sativa- destaca por sus efectos euforizantes y antidepresivos, y su ciclo vital es complejo y expansivo, ya que la planta crece desmesuradamente. En segundo lugar, la variedad índica –o híbridos con predominancia de la sativa- poseen propiedades más relajantes y tranquilizadoras, mientras que presentan una floración corta (entorno a las ocho semanas desde que se cambia el ciclo lumínico a 12/12) y apenas llegan a duplicar su altura en ese mismo periodo, lo que les hace indicadas para aficionados primerizos. El tercer caso, el cannabis ruderalis, es una opción adecuada para aquellos cultivadores inexpertos o con tendencia al descuido, puesto que es una variedad autofloreciente que requiere de atenciones menos constantes y que no necesita cuidados lumínicos determinados para florecer. Hay que tener en cuenta que las variantes híbridas son una auténtica caja de sorpresas.
A partir de ahí, el sustrato donde se va a cultivar la planta –una mezcla de tierra oxigenada y con nutrientes- va a permitir el crecimiento profundo y sólido de las raíces de la planta. Por lo general, poner una semilla en el sustrato y regar es suficiente para que germinen y den lugar a la plántula, aunque depositar semillas en un vaso de agua con una cucharada pequeña de agua oxigenada disuelta durante unas doce horas contribuye a mejorar el porcentaje de semillas que germinan. Almacenar luego las semillas sobre un pedazo de algodón o una servilleta de celulosa húmedos, y cerrados en un recipiente que evite la pérdida de humedad, añade puntos extra a las posibilidades de éxito de la empresa, al igual que enriquecer el sustrato con las denominadas perlitas o con humus de lombriz. Normalmente, basta con los sustratos específicos que proporcionan los grow shop online.
El ciclo de iluminación ha de ser constante, que puede ser de veinticuatro horas continuas de luz o de dieciocho horas de luz y seis de oscuridad. No obstante, una vez que aparecen las primeras falsas hojas y la planta crece formando nudos, conviene incrementar el flujo de luz por medio de los tubos fluorescentes o las bombillas de bajo consumo, aunque la opción ideal es recurrir a una lámpara de halogenuros metálicos. Hay que regular el calor que desprenden modificando su altura respecto de la planta, vigilando que la temperatura atmosférica no exceda de los 27 grados centígrados y que la humedad se mantenga en torno al 60 % o el 70 %. La floración comienza cuando cambiamos el ciclo lumínico de nuestras plantas de 24/0 o 18/6 a 12/12, teniendo doce horas de luz y doce de absoluta oscuridad. En un primer periodo de tres semanas, las plantas experimentan un rápido crecimiento, mayor o menor en función de su variedad. A partir de ahí comienzan a formarse las flores que andando el tiempo se convertirán en cogollos. Si bien no era recomendable excederse con estos productos en etapas previas, ahora sí es interesante aportar un abono específico de floración a la maceta, como guano de murciélago y otros productos descritos en la grow shop. También se pueden añadir aditivos para mejorar los cogollos, como compuestos de fósforo y potasio. La iluminación más adecuada para este ciclo es el vapor de sodio de alta presión ya que aporta bastante más nivel de rojo que las lámparas de halogenuros metálicos. El periodo de floración de variedades como la índica oscila entre ocho y nueve semanas, por lo que se ha de ser paciente y no perturbar el ciclo de crecimiento y de iluminación.