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Depura tus notificaciones

Ahora mismo, mientras me dispongo a escribir este artículo, estoy escuchando cómo mi móvil no para de vibrar, y no suena mil veces precisamente porque le quito el sonido. El nivel de estrés que hemos sufrido a lo largo de los años con la tecnología no ha hecho más que evolucionar a más.

Pongamos en perspectiva la situación en la que estábamos hace unos quince años, justo antes de que empezara la revolución tecnológica en los móviles, y pasáramos de los zapatófonos que tenían batería para una semana, a los smartphones capaces de responder a las necesidades de una oficina móvil.

En un primer momento, el móvil era un instrumento que se utilizaba principalmente por motivos laborales, ya que estar disponible fuera de la oficina te hacía no perder clientes. Pero esto poco a poco fue evolucionando, gracias en parte al gran marketing de las empresas de telefonía móvil, hasta llegar a ser un elemento para estar localizado para nuestros amigos y familiares.

Dado que las llamadas telefónicas podían costar un ojo de la cara, nos comunicábamos mediante SMS (casi ya muertos hoy en día), principalmente para quedar o hablar de cosas importantes. No fue ya hasta la implantación de los datos y de las aplicaciones de mensajería instantánea, que empezamos a utilizar el móvil para hablar de temas más banales.

La consecuencia fue de que pasamos de tener notificaciones importantes en el móvil, a tener muchos mensajes que no eran importantes a simple vista. Pero todo esto tomó un matiz totalmente diferente cuando las redes sociales y los datos entraron en juego. A partir de este momento el móvil dejó de ser una herramienta de comunicación, para convertirse en una herramienta para estar conectados al mundo digital.

La conexión al mundo digital es excelente, vaya por delante que nos soluciona de manera muy efectiva problemas de la vida diaria, como decirle a nuestra pareja que compre el pan, comunicar que vas a hacer una fiesta en tu casa, o simplemente hablarle a una persona a la que no conoces mucho por el miedo a no hacerlo en persona.

Pero la realidad es que la conexión al mundo digital crea una gran dependencia, y no pienso que sea porque los tonos de los mensajes han dejado de ser polifónicos y da gusto oírlo. Es porque cuando no tenemos notificaciones en el móvil nos sentimos que nadie nos quiere o se interesa de nosotros. La respuesta que damos inconscientemente es conectarnos más aún para obtener más notificaciones que a su vez nos van a generar estrés por sentirnos demasiado conectados.

Aunque para ser sinceros esto solo es una parte de la situación, porque en el caso de muchos trabajadores, el móvil se convierte en una manera para no desconectar nunca del ambiente laboral, ya que de una manera u otra siempre reciben un mensaje para que hagan algo del trabajo, lo que genera más estrés aún.

El exceso de información puede ser un problema grave

Todas las situaciones que hemos mencionado hasta ahora pueden crear estrés y ansiedad, y todo es por el exceso de información. De hecho, existe precisamente un síndrome de fatiga por exceso de información, que se caracteriza por el elevado nivel de estrés de quienes a toda costa intentan asimilar el caudal de información que llega a través de la televisión, el smartphone, los periódicos, radio e internet.

Este síndrome produce un estado psicológico de hiperexcitación, ansiedad e inseguridad que provoca una parálisis de la capacidad analítica, que puede conducir a quien lo sufre a cometer decisiones imprudentes, o a obtener conclusiones distorsionadas. Según algunas estadísticas, casi la mitad de los altos ejecutivos, y un tercio de los gerentes sufren de este síndrome.

Lo más interesante de este síndrome es que en la mayoría de ocasiones se suele estar inmerso en el mismo por el exceso de notificaciones como consecuencia de no saber discernir entre las notificaciones que requieren una respuesta inmediata y aquellas que pueden esperar. Porque seamos realistas, no todos los mensajes de Whatsapp o Facebook son importantes.

La mejor manera de superar esta situación, que puede llegar a convertirse en una adición, es tratándola con la ayuda de psicólogos especialistas. Aquí entra en juego no sólo la capacidad de uno mismo para querer salir de la situación, sino el psicólogo al que acudas. Terapia PSI es un equipo de expertos psicólogos en Barcelona que ayuda a superar este tipo de situaciones, y muchas más, con el fin de tener un equilibrio psicológico.

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