Cuando se habla de la higiene bucal, lo primero que uno piensa es en lavarse los dientes tres veces al día, pasarse un irrigador e incluso un enjuague bucal. Vale, eso está my bien, pero se no olvida que la salud de nuestros dientes también va a depender de lo que comemos. De esos alimentos que ingerimos durante el día y que pueden hacer que tengamos mejor la dentadura. Hoy os queremos hablar de qué alimentos son buenos para los dientes y para las encías. Ahora bien, al igual que esto está bien, lo más aconsejable es acudir a una clínica dental porque allí nos van a conseguir una sonrisa bonita. El conjunto armónico formado por labios, encías y dientes. Y es que cualquier plan estético, como aseguran desde la clínica Mesiodens, implica un estudio detenido de todos sus componentes.
Pescado azul
El pescado azul es bueno para todo, y para los dientes, también. Consumir alimentos como arenques, salmón, caballa o atún evitará las enfermedades periodontales, como la gingivitis, que se deben en parte a las bacterias presentes en los restos de comida que quedan atrapados entre los dientes. Como tiene mucha vitamina D va a facilitar la absorción del calcio y el fósforo, haciendo nuestras encías y dientes mucho más resistentes.
Cualquier alimento que tenga vitamina C será bueno, ya que este nutriente nos puede ayudar a que la producción de colágeno no decaiga. Esta molécula proteica es el principal componente de las encías, por lo que su pérdida puede causarnos problemas importantes en las mismas, como las encías retraídas. Eso sí, cuidado con consumir mucho porque el ácido de limones o de pomelos puede dañar el esmalte. Así que como todo en la vida, hay que comerlo con medida. La vitamina C también la puedes encontrar en el pimiento rojo, perejil, grosella negra, brócoli, berros o papaya.
Las fresas además de estar muy ricas, o eso es lo que yo pienso, son una fuente de riqueza para nuestra dentadura. Su alto contenido en Xylitol ataca las bacterias que provocan la placa dental, así que evitarás tener esto que es tan perjudicial.Además son ricas en fructosa, lo que supone un modo de aportar azúcares a nuestro organismo de forma natural. Lo puedes tomar en batidos, solas o como me gusta a mí, con nata, aunque en ese caso, luego habrá que hacer ejercicio para no engordar unos kilos de más.
Lácteos
La leche, el queso, el yogur... son una gran fuente de calcio, y ya se sabe que el calcio es un mineral fundamental para nuestros huesos y dientes. Vamos a tener unos dientes fuertes y sanos si comemos estos alimentos. El queso es vital porque al consumirlo producimos más saliva, rica en propiedades bactericidas, que va a provocar que elimine todo lo tóxico.
Al igual que el calcio, el fósforo es un elemento fundamental para nuestro cuerpo. Este mineral se encuentra en alimentos de origen animal, como la leche y sus derivados, los huevos, el pescado. Así que no dejes de consumir alimentos como estos. Ahora bien, siempre hay un problema con los vegetarianos, en este caso, sí hay solución para ellos. Este colectivo puede incluir en su dieta alimentos del grupo de las legumbres, las nueces o los calabacines.
Apio
El apio es el gran desconocido, porque mucha gente se piensa que no vale para nada, y todo lo contrario, es un vegetal muy apetecible. Los apios contienen ácido málico, sustancia que favorece la producción de saliva, que a su vez limpia la dentadura y elimina las manchas. Eso sí, la mejor manera de comerlo es en crudo, ya que así conserva intactas sus propiedades nutricionales. Añade a tus ensaladas los tallos tiernos y las hojas en pedazos muy pequeños. Ya verás cómo su sabor te llama poderosamente la atención.
También es interesante que pruebes la catechina, un antioxidante que ayuda a evitar la inflamación de las encías producida por las bacterias, mantiene a raya las enfermedades periodontales, y que puedes encontrar en el té verde. Yo te lo recomiendo después de comer o por las noches que te sirva a modo de infusión.
Y por último, un pequeño capricho, tomar cerveza. Las rubias contienen más lúpulo, un componente antioxidante que ayuda a combatir las bacterias y hongos que dañan la boca. Eso sí, ya sabes que con mucha moderación.